#02 | PERDIDOS EN TOKIO
DIR. SOFÍA COPPOLA | 2003 | Estados Unidos - Japón
"Simplemente no sé lo que se supone que debo ser..."
Desconexión. Soledad. Alienación. Estos términos atraviesan a los protagonistas de 'Perdidos en Tokio' y a sus experiencias con la ciudad, con sus relaciones y consigo mismos. Poder superar o, al menos, alejarse de esos sentimientos, a través de la conexión entre los personajes, va a ser el eje de este film, el cual también resalta por ser una interesante exploración de la experiencia de viajar. Encontrarte en una ciudad nueva, donde no hablan tu idioma, te permite expandirte fuera de tu zona de confort y acercarte a personas desconocidas que se transforman, por breves instantes, en aquellas en las que más confías en el mundo; a las que podés contarles tus mayores secretos y temores. Porque en ese instante, en ese lugar, en ese viaje, esa conexión es la verdad más pura. Como lo describe en una entrevista la directora y guionista de la película, Sofía Coppola: "Para todos, existen esos momentos en los que vivís grandes días con alguien que no esperabas. Luego, tenés que volver a tu vida real, pero eso deja una impresión en vos. Es lo que lo hace tan grandioso y disfrutable."
La película tiene una lógica más episódica que se aleja de la narrativa clásica de las películas de Hollywood y que prioriza las experiencias de los personajes sobre la trama. Un acercamiento intimista que centra su atención en la relación entre ellos, sus sentimientos, sus impresiones y su mundo interior. Bob (Bill Murray) es una estrella de cine en decaída, que viaja a Tokio para filmar un comercial sobre whisky, por el que le pagarán una gran cantidad de dinero. Charlotte (Scarlett Johansson), recientemente graduada de la universidad, es una joven mujer confundida sobre su plan de vida y mayormente ignorada por su esposo fotógrafo, quien está en la ciudad por trabajo. Solitarios y con insomnio por el desfase horario, Bob y Charlotte se encuentran en el bar del hotel donde se hospedan, el elegante Park Hyatt de Tokio. Pronto, se vinculan por sus diferencias culturales con su entorno, se escapan a bares de karaoke con los amigos japoneses de Charlotte y, poco a poco, comienzan a acercarse afectivamente, en una relación de profundo cariño intensificada aún más por el sentimiento de desconexión e insatisfacción que ambos personajes sienten en sus vidas.
La estética visual del film también aporta a la construcción de la experiencia que atraviesan estos personajes. Dentro del hotel nos encontramos con espacios de colores neutros, desaturados, impersonales, que refuerzan sus sentimientos de soledad y alienación. Este espacio está filmado con una cámara fija, generando planos estables, casi estancos. El exterior, las calles de Tokio, están filmadas con una cámara en mano que sigue a Bob y Charlotte en sus salidas a través de la ciudad. La movilidad que se plasma en estas secuencias contribuye a transmitir una sensación de mayor libertad y a reflejar la experiencia estimulante de deambular por esas calles cubiertas de luces y carteles de neón, postales de un mundo casi fantástico que brinda a los protagonistas la oportunidad de perderse, pero tal vez también, de encontrarse.
TEXTO: Daniela Squarisi
FOTOGRAFÍA: 'Lost in translation' original.